Ha quedado claro que Carlos V y Felipe II no peregrinaron a Santiago de Compostela. Pero si se alojaron en una de las posadas para peregrinos, en Ligonde; lo que indica que al menos aquello reunía una condiciones mínimamente confortables en medio del Camino. Sí hay constancia de señores muy principales que emprendieron la romería a la tumba del Apóstol. Y llegados de muy distintas y lejanas tierras. Lo refleja uno de los artículos de Álvaro Cunqueiro que hizo varias veces el Camino. Quizá la más célebre fue a bordo de su SEAT 600 "Don Gaiferos", entre Pedrafita y Santiago, en 1962, junto al fotógrafo Magar. De allí salieron una serie de artículos para El Faro de Vigo publicados entre el 14 y el 24 de octubre de aquel año y que dieron para el volumen Por el camino de las peregrinaciones. Alba Editorial.
En otro momento y otro lugar, El santo camino, trazó un recorrido a vuelapluma por la ruta y escribió esto:
"Riga, Memel, Tilsit, Lubecca, Estocolmo… vieron salir peregrinos. Viajando del aeropuerto de Arvansa a Estocolmo, a mano derecha queda la Jacobsberg, la colina donde se reunían los que iban a peregrinar a Santiago, y en la capital sueca había iglesia y hospital de peregrinos. En el Museo Histórico Nacional de Copenhague he visto vieiras recogidas en camposantos diversos del país, en los enterramientos de gentes que habían hecho la peregrinación a Compostela. Varsovia, Cracovia, Mostar de Croacia, despidieron también a grandes príncipes, ilustres obispos, acomodados mercaderes, piadosos clérigos y humildes gentes, que salían a buscar la salud moral y física, seguros de hallarla en la larga peregrinación y junto a la Tumba. Peregrinaron los húngaros, los germanos, los flamencos, los ingleses…, pero los primeros y los más, los francos, y por eso el camino se llamó francés. El obispo don Odescalco del Puy puede ser el primer peregrino francés de nombre conocido(…)
Fue en Burgos, quizá, donde Hugo de Borgoña recibió la noticia de que había sido elegido Papa, regresando de la peregrinación. Tomó el nombre de Calixto, y lo dio al Codex Callixtinus, la gran guía de los peregrinos, que alguien llamó «la primera guía turística del mundo», con una punta de irreverencia(…)
En León fue donde el parisino Nicolás Flamel encontró al sabio judío que le interpretó las misteriosas páginas del secreto libro que enseñaba cómo se hace oro. Flamel, de regreso a París, y ayudado por su dulce esposa Perrenella, fabricó oro a montones, y dotó huérfanas, fundó hospitales, ayudó enfermos y viudas… El camino se dirige a Galicia por Astorga, Ponferrada con su castillo templario, Villafranca del Bierzo. En el Órbigo, en la puente, Suero de Quiñones, en un año santo del siglo XI, hizo un «passo honroso», y quebró lanzas con italianos, franceses, castellanos y catalanes, y un alemán, el señor de la Selva Bermeja.
En Villafranca hay una Puerta del Perdón, que se abre cuando es Año Santo en Compostela, y allí los peregrinos que no podían subir las oscuras cumbres de O Cebreiro ganaban los perdones jacobeos como si hubiesen llegado a arrodillarse en Compostela.
El camino sube, incansable, hasta O Cebreiro. Empinada vereda inacabable. En lo alto, un francés, Giraldo d’Aurillac, dolido de las penalidades de los peregrinos, construyó un hospital, Santa María la Real do Cebreiro, donde más tarde acontecerá el Milagro Eucarístico, que hizo a algún poeta gallego imaginar en aquella montaña el paso del Santo Grial, y ver a los paladines cruzar, acariciando con las plumas de sus yelmos las ramas de las hayas y de los alcapudres. Desde O Cebreiro, el camino hace posadas en los montes y baja hacia los valles de los ríos que van al Miño: Triacastela, Samos, Sarria…
El Miño lo pasarán los peregrinos en Pontemarín (sic), donde fueron los sanjuanistas y son todavía —aunque las más están ya bajo las aguas, por culpa del pantano de Belesar—, las viñas que dan el más graduado de los aguardientes del país. La puente sobre el Miño, la más antigua, dicen que la construyó el maestre Mateo, el del Pórtico de la Gloria, que quizás era lucense, y de una familia de constructores de puentes. Por el antiguo condado de Monterroso, en tierra de Lugo, el camino va hacia Palas de Rei y Melide. A la derecha queda Vilar de Donas, con lo que queda del románico monasterio e iglesia de las damas santiaguistas, finas como lirios. Algunas están retratadas en el ábside, sonrientes anticipadoras de la Gioconda; fueron pintadas «en la era del rei don Johan», Juan II de Castilla, el amador de toda gentileza. Por tierra de Melide, Arzúa, Arca, el camino se acerca a Santiago. En San Marcos, los peregrinos de antaños emprendían carrerilla por ver quién primero llegaba a un alto, que llaman Monte do Gozo, por el de ver las torres de Santiago desde allí. El primero que llegaba, ése era proclamado rey de la peregrinación".